El Chas rechaza la venta de terreno al Grupo y su directiva dimite

                               

Junta directiva del Chas que presidió la asamblea. Quedó disuelta con la dimisión de José Manuel Valdés (quinto por la derecha). :: P. CITOULA

Las opciones de derrama o transformación en Sociedad Anónima Deportiva no llegaron a ser votadas en una tensa asamblea sin alternativas
NACHO PRIETO | GIJÓN.


La asamblea general de socios del Club Hípico Astur rechazó ayer el preacuerdo alcanzado con el Real Grupo de Cultura Covadonga que supondría vender 17.308 metros cuadrados por 2.215.000 euros, pero no aprobó ninguna alternativa que aclare su futuro. Como consecuencia del resultado de la votación (54 votos a favor del acuerdo; 62, en contra; 3 votos en blanco y otros tres nulos), el presidente del Chas, José Manuel Valdés, presentó su dimisión irrevocable y disolvió la junta directiva. Según los estatutos de la entidad, una comisión gestora se hará cargo del club y deberá convocar elecciones, aunque la presión de los acreedores podría provocar un concurso de acreedores antes incluso de que se forme una nueva directiva.
La asamblea no llegó a votar, tal y como estaba previsto que se hiciera en el orden del día si el acuerdo con el Grupo resultaba descartado, ni la alternativa de acordar una derrama ni la de transformar la entidad en una Sociedad Anónima Deportiva. Nadie planteó una posible solución, ni oferta de venta mejor que la rechazada.
El Chas se queda con deudas superiores a un millón de euros y más gastos que ingresos en el día al día, de forma que la única posibilidad que se atisba de que los acreedores puedan cobrar es provocar un concurso y esperar las gestiones de una administración judicial, salvo que surja una nueva directiva con capacidad para aportar dinero fresco, previsible no sin contraprestaciones.
La idea de la Sociedad Anónima Deportiva, ayer disipada en la asamblea, podría renacer, antes, después o simultáneamente a la administración concursal que parece imparable, aunque sólo sea porque los plazos mínimos para formar directiva y convocar una nueva asamblea que pueda tomar las decisiones oportunas se antojan excesivamente largos como para poder agotarlos sin que los acreedores muevan ficha.
Las condiciones ya descritas de déficit estructural hacen prever una venta patrimonial a más o menos corto plazo, en procedimiento que denotará si la oferta presentada por el Grupo está acorde o no con los precios de mercado.
Quiere decirse que, si el Grupo sigue interesado en los terrenos del Chas puede tener todavía su oportunidad, ya que las administraciones concursales tienen siempre el doble objetivo de permitir la supervivencia de las entidades sin menoscabo de los intereses de los acreedores.
Antecedentes
En la anterior asamblea que trató el mismo asunto, el pasado 14 de enero, los favorables al pacto con el Grupo fueron 59 (cinco más que ayer), y los contrarios, 41, de forma que aumentaron aproximadamente un 50%. La impugnación del acuerdo permitía intuir una alternativa que, de momento, sigue sin desvelarse, pero parece poco probable que 62 socios del Chas opten por una especie de suicidio de su club, de forma que cabe esperar que tarde o temprano saldrá a la luz algún proyecto que aclare un, en caso contrario, más que oscuro panorama.
Poco antes, el Chas había dado también la espalda a otro proyecto, de la empresa Essentium, por el intervencionismo en la gestión que la oferta implicaba. Los socios del Chas optaron por la independencia, pero las dificultades económicas quedaron sin resolver.
En ambos casos, la decisión de los socios provocó la dimisión de las directivas que propusieron los proyectos, abriendo una crisis que no acaba de cerrarse y amenaza con hacerse crónica.


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